¿Se pueden imaginar un pedacito de cartón, tan chiquito como una moneda, cruzando el living de una casa grande de noche para que nadie lo vea?
Yo no podía imaginarlo hasta que me lo contó mi tío Fabián. Relató la historia con tanto detalle que, desde ese momento, sentí que la conocía como si yo misma la hubiese contado mil veces.
El pedacito de cartón era, en realidad, una pieza del último rompecabezas que mi tío había comprado.
Mi tío es fanático de los rompecabezas. Puede pasar horas armándolos. Una vez, estaba tan enfrascado con uno que se olvidó de desayunar, almorzar, tomar la merienda y cenar. Recién cayó en la cuenta de que tenía un hambre de elefante cuando completó el puzzle y se fue a dormir. Entonces, no tuvo mejor idea que abrir el pote de dulce de leche con chocolate que guardaba en la alacena y comer tres cucharadas gigantes. ¡Al otro día, se levantó con un dolor de panza que ni les cuento!
La cuestión es que el último rompecabezas -del que trata esta historia- lo armó durante varias semanas con muuucha paciencia y lo enmarcó como si fuera un cuadro de Picasso. Después, lo colgó en el living para que todos pudiéramos observarlo maravillados. ¡Era un gran mapamundi de color marrón!
- El color es sepia, Martina. Es como el marrón, pero más apagado.
- Tenés razón, tío. Color sepia.
La pieza del mapamundi de la que les hablo tenía dibujada una isla que flotaba en el océano Pacífico, entre Oceanía y América del Sur.
- En verdad las islas no flotan, Martu. Están unidas al suelo del mar. Si no fuera así, se hundirían como una piedra cuando la tirás al agua. ¿Nunca tiraste una?
- Es cierto, tío. Las islas no flotan y las piedras se hunden. ¿Ahora puedo seguir contando la historia?
- ¡Por supuesto! ¡Soy todo oídos!
La pieza que tenía dibujada la isla era una de sus favoritas. Se encontraba en el mapa sobre la línea del Ecuador, esa que divide al mundo en dos. Allí casi siempre hace calor y el agua es tibia, por lo que la isla debía ser un paraíso...
- ¡Lo es, Martina! Playas de arena blanca, un bosque frondoso, el mar transparente, peces de colores, tortugas gigantes y aves exóticas sobrevolando el horizonte. ¡Después te muestro fotos!
- Dale, tío. Después me mostrás.
Un día, mi tío notó que el rompecabezas estaba incompleto. Antes de desayunar, se detuvo un minuto a contemplarlo, como hacía todas las mañanas, y observó que faltaba justo la isla del Pacífico. La del bosque frondoso, la arena blanca, el mar transparente y todo lo demás.
Pensó que la pieza se había caído al suelo. La buscó rápido con la mirada y no la encontró. Se agachó, apoyó las rodillas y las manos en el piso y barrió con los ojos todo el living, pero no la vio. Entonces comenzó a desesperarse. Llamó a Cachito, su perro salchicha. Quería que lo ayudara a buscarla.
- Es una pieza chiquita, Cachito. ¡Ojo, no te la vayas a comer! -le dijo.
- “Buff, buff” -respondió Cachito, y de inmediato empezó a olfatear todo lo que había alrededor, incluidas unas migas de galletita que terminó embuchando.
Así estuvieron un largo rato: mi tío arrodillado hurgando debajo del sillón del living y Cachito arrasando con cada miga que encontraba en el suelo. Creo que el salchicha olvidó muy rápido su misión: ya no buscaba la pieza perdida, sino restos de galletitas. Pasaba la lengua y ¡zas!: no quedaba nada dulce ni salado sin tragar.
Mientras Cachito se divertía persiguiendo hormigas y tratando de atraparlas con sus garras, Fabián exploraba el living por cielo y tierra. Tomó todos los almohadones del sillón y los abrió uno por uno para ver si la isla se había perdido en su interior, entre las plumas. Después, levantó el mantel amarillo de la mesa y lo sacudió con la esperanza de que la pieza apareciera, pero no. Tampoco la encontró en la caja de té donde guardaba las llaves de la casa ni en la maceta del ficus que crecía junto a la ventana ni atrás del espejo con forma de óvalo que colgaba de una de las paredes ni entre los botones del control remoto de la tele. Por si acaso, también se fijó ahí.
Finalmente, se subió a una silla y observó detenidamente la lámpara con forma de araña que colgaba del techo. Pensó que, tal vez, el aire del ventilador había hecho volar a la pequeña isla hasta dejarla pegada a una bombilla encendida.
Nada. No había rastros del pedacito de cartón.
Rendido y triste por la ausencia de su isla favorita, mi tío Fabián se paró frente al rompecabezas y suspiró. Ahí fue cuando notó algo muy extraño: en el hueco que dejó la pieza había un papelito muy chiquito clavado con un alfiler. Lo tomó e intentó leer el mensaje que contenía, pero la letra era tan diminuta que, en vez de lentes, debió usar una lupa. Cuando lo leyó, sus ojos se abrieron como dos lunas llenas:
- “Me voy por un tiempo, Fabián. Deseame suerte” -decía el papel.
Mi tío no entendía nada. ¿Qué significaba ese mensaje? ¿Quién lo había escrito? ¿¡Adónde demonios estaba la pieza de la isla del Pacífico!?
Desconcertado, comenzó a llamarla:
- Pieeeeza, pieeeciiiitaaaa, ¿dónde estás que no te puedo encontrar? -preguntó, casi a modo de ruego.
El perro salchicha jadeaba. De repente, comenzó a ladrar y se acercó al dormitorio de mi tío, donde tenía prohibido entrar. La puerta estaba cerrada con llave.
- No lo dejo pasar porque se sube a la cama y la llena de pelos y pulgas.
- Lo sé, tío.
- Además, le gusta despertarme muy temprano con lengüetazos en la cara para que lo saque a pasear.
- Claro, ¡qué molesto este Cachito!
De pronto, a mi tío se le encendió la lamparita y comprendió que la pequeña isla paradisíaca debía estar en su dormitorio. No sabía cómo había llegado hasta ahí, pero el olfato de Cachito no podía fallar.
Decidido a encontrar la pieza que le faltaba a su rompecabezas, abrió la puerta de la habitación y le ordenó al salchicha que la buscara. El perro husmeó en cada rincón, pero no la encontró. Después, levantó con el hocico una alfombra donde mi tío apoyaba sus pantuflas y buscó debajo de ella, pero tampoco tuvo suerte. También buscó dentro de las pantuflas. Salió con cara de “¡Puf! ¡Guácala! ¡Qué olor a pata!”
Finalmente, Cachito trepó a la cama, se abalanzó sobre la almohada como si fuera una presa y comenzó a morderla ferozmente, hasta que mi tío lo retó:
- ¡Basta, Cachito! ¡Una cosa es buscar la pieza del rompecabezas y otra muy distinta es destrozar mis cosas! -lo reprendió.
Una vez más, Cachito había olvidado su misión. Antes que jugar a ser detective, le divertía más desplumar una pobre almohada con sus colmillos.
Le hincaba el diente y gruñía “grrr, grrr” cuando mi tío tironeaba para sacársela de la boca.
- ¡Era mi almohada favorita!
- Tranquilo, tío. Para tu cumpleaños, te voy a regalar una igual.
- ¿Una con dibujos de flamencos amarillos y jirafas verdes?
- Sí.
- ¿Y con pájaros celestes y sapos rojos?
- También, tío.
- ¡Gracias, Martina! ¡Tenés un corazón de oro! Dale, seguí contando la historia.
Ustedes pensarán que mi tío bajó de inmediato a Cachito de la cama al grito de “¡juira, bicho!” o “¡bájesedeahíCachitomaleducado!”, pero no, eso no fue lo que sucedió.
Resulta que, cuando Cachito estaba a punto de saltar con sus cuatro patas al mismo tiempo asustado por la cara de furia de mi tío, su olfato canino lo detuvo. El perro salchicha detectó una presencia extraña en el lugar y se quedó congelado apuntando con el hocico, los ojos, las orejas, la frente, el entrecejo y todo el cuerpo a otro rompecabezas, uno que llevaba años colgado en el dormitorio. ¿No les dije que mi tío es fanático de los rompecabezas?
El puzzle era muy colorido. Tenía dibujado un gran parque de diversiones construido frente al mar. Había una rueda de la fortuna, una montaña rusa y una calesita llena de caballos de madera donde chicas y chicos sonreían.
- ¡Guau! ¡Guau! ¡Guau! -ladró Cachito con insistencia.
- ¿Qué pasa? ¿Qué viste? -le preguntó mi tío.
Fabián siguió la mirada del perro salchicha y se acercó sigilosamente al puzzle. Lo observó con detenimiento y le pareció que los carritos de la montaña rusa se movían, la rueda de la fortuna giraba y los caballos de madera del carrusel subían y bajaban.
Se frotó los ojos. No podía creer lo que veía: en uno de los carritos de la montaña rusa estaba la isla del Pacífico, que gritaba de felicidad y apuntaba con sus brazos de palmera al cielo cuando bajaba a toda velocidad. “¡Iiiiiuuuuupiiiiii!” -exclamaba.
- ¡Mirá dónde te vengo a encontrar! -le dijo mi tío-. ¿Qué hacés acá? ¿Por qué te fuiste del mapamundi?
- ¡Quería divertirme un rato, Fabián! En el mapamundi no hay parques como este -le respondió la pieza del rompecabezas.
- Pero tu lugar está allá. Sos una isla del Pacífico color sepia, no una persona que grita “iupi” en una montaña rusa -insistió mi tío.
- No voy a volver tan pronto, Fabián. Antes, quiero probar todos los juegos. Así, cuando regrese al mapamundi, podré contarles a las otras piezas lo que hay acá. ¡Tal vez alguna se anime a construir en su país un gran parque de diversiones!
Mi tío pasó un largo rato tratando de convencer a la isla para que regresara a su mundo sepia. Ella hacía que lo escuchaba y, mientras tanto, montaba los caballos de la calesita, tomaba fotos desde lo alto de la rueda de la fortuna e intentaba encestar una pelota en un aro para llevarse de premio un oso de peluche más grande que sus propias palmeras.
- Pero piecita, ¿no ves que sin vos está incompleto el mapamundi? Ya no es perfecto como antes...
- ¡Más que perfecto es aburrido, Fabián! Todas las piezas quietitas conformándose con que alguien las mire y diga: “¡Oh, qué bello mapamundi! ¡Quisiera tener uno igualito en mi casa!”
- ¿Y si charlan sobre lo lindas que se ven todas juntas? -propuso mi tío.
- Aburrido…
- ¿Y si juegan a las estatuas?
- ¡Muy aburrido! Además, en el mapamundi hay un montón de islas. Nadie va a notar que falta una.
Después de recorrer todo el parque, la pieza se compró pochoclos salados y una manzana bañada en caramelo. Terminó de comer y le dijo a mi tío:
- Quedate tranquilo, Fabián. Ya voy a volver, pero cada tanto saldré a pasear y conocer otros mundos. Vos deberías hacer lo mismo.
Mi tío se sentó en el borde de la cama, frente al puzzle. Cuanto más lo miraba, más comprendía a la pieza. El parque de diversiones desbordaba de colores y emociones: la calesita roja y amarilla que giraba con sus caballos relucientes, la rueda de la fortuna que al atardecer encendía sus luces e iluminaba el cielo todavía lleno de gaviotas, un mar con olas como el que siempre soñó…
Mi tío Fabián se levantó con decisión. Fue al living, donde el perro buscaba más restos de galletitas, y anunció:
- Cachito, ¡nos vamos de vacaciones!
En seguida, se acercó al puzzle del parque de diversiones y le dijo a la isla:
- Voy a necesitar que cuides la casa un par de semanas. ¿Podrás hacerlo?
- Claro, Fabián. ¿Vas a viajar?
- ¡Sí, con Cachito vamos a conocer la verdadera isla del Pacífico! ¡Quiero caminar por las playas de arena blanca, recorrer el bosque frondoso, nadar en el mar transparente entre peces de colores y saludar a las tortugas gigantes!
El salchicha saltaba sin parar hasta la cintura de mi tío y, en el aire, movía la cola de felicidad. Se imaginaba mirando las nubes desde arriba por la ventanilla del avión, persiguiendo pájaros en la arena y bañándose entre las olas.
- ¿Y si el viaje no resulta tan maravilloso como lo soñás? -le preguntó la pieza del rompecabezas a mi tío.
- No importa, ¡lo voy a disfrutar igual!
Fabián preparó las maletas, se puso el sombrero de playa y los lentes de sol, se calzó las ojotas y salió contento rumbo al aeropuerto. Cachito iba detrás. Llevaba en la boca una pelota de goma naranja de esas que no se rompen ni aunque las muerdan mil veces.
Durante varios días, la isla del puzzle se dedicó a recorrer la casa. Visitó otros rompecabezas que coleccionaba mi tío, conoció nuevos mundos y les contó a sus amigas. Algunas no le prestaron mucha atención. Otras sí, y se animaron a acompañarla en sus aventuras. Sabían que más allá de las fronteras del mapamundi había un universo por descubrir.
¿Ahora se pueden imaginar un pedacito de cartón, tan chiquito como una moneda, cruzando el living de una casa grande de noche para que nadie lo vea?
Autor: Darío Nudler. Todos los derechos reservados.
Definición
Enfrascado: Muy concentrado haciendo o pensando algo. Tanto, que puede no darse cuenta de lo que sucede alrededor.
Definición
Puzzle: Es una palabra de origen inglés y significa lo mismo que rompecabezas. Es un juego que consiste en formar una figura con piezas sueltas. En castellano también se puede escribir puzle.
Definición
Embuchar: Viene de buche. En realidad, los animales que tienen buche son las aves. Les sirve para almacenar y ablandar debajo de la boca los alimentos que comen.
Definición
Mapamundi: Mapa de la Tierra dividida en dos hemisferios.
Definición
Juira bicho: Expresión utilizada cuando se quiere echar a un animal de un lugar.
Definición
Ficus: Es una planta de hojas bien verdes con muchas variedades distintas. La de Fabián es de esas que se pueden tener dentro de la casa y no necesariamente en el jardín.
Sobre el cuento
Autor: Darío Nudler
Ilustradora: Sofía Nudler
Narradora: Mara Brenner
Diseño: Ana Remersaro
Gracias por mandar esos cuentos me encantan 😘😘😘💗 soy joaquin ignacio irigoyen tengo 7 años
:)
Gracias a vos por leerlos y escucharlos, Joaco!
Excelente. Un cuento único. Me sorprendí leyéndolo, y súper entretenido.
Felicidades por crear algo tan lindo.
Muchas gracias, Victoria. Qué bueno generar una grata sorpresa. Te mando un abrazo, Darío
Me encantó soy martin excelenteee 🙂🙃😄👍👍tengo 9 años
Gracias, Martín! A seguir disfrutando los cuentos!
Hermoso cuento se lo leí a mis nietas quedaron fascinadas y quieren conocer la isla del pacifico . Muchas gracias por el cuento 🙂
Gracias, Gisella! Pocas cosas son más lindas que viajar… Ojalá puedan hacerlo. Ahora que vayan practicando con la imaginación de la mano de su abuela ;)
Abrazo! Darío
Es genial. A mis hijos les gustó. Soy ilustrador, trabajo de ello, si en algún momento quisieras ilustrarlo, yo estaría encantado de formar equipo con vos. Este cuento tiene potencial.
Pocas veces leo en cuentos de niños que ilustro, otra cosa que no sea enseñanzas básicas o clichés que se repiten una y otra Vez. Esta historia es fresca, atractiva y toca un tema poco tratado en niños… Disfrutar la vida, viajar, conocer.
Me encantó, nos encantó.
Te agradezco mucho, Claudio. Este cuento y otro que este año subiré al sitio son los únicos que aún no publiqué en libros. Te escribo por mail. Abrazo, Darío
Me encantó. Hermoso. Se lo leí a mi hijo.
Gracias, Telma! Un abrazo, Darío
Hola soy Antonia, tengo seis años y me dio gracia cuando Cachito puso cara fea por el olor a pata. Yo también tengo un rompecabezas del mapa de Argentina y lo armo sola o con mi amigo Santi
Hola Antonia! Qué genia! En casa armamos entre todos un rompecabezas muy grande con un mapamundi antiguo que me inspiró a escribir el cuento. Un abrazo! Darío
Que hermoso cuento!!! Se lo leí a mis hijos para dotmir y nos encanto a todos, no se durmieron para escuchar el final. Felicitaciones
Genial, Patricia! Muchas gracias por tu comentario y a seguir leyendo y escuchando cuentos. Soy feliz sabiendo que del otro lado los disfrutan. Saludos a todos! Darío
Hermoso cuento se lo lei a mi hija de 6 años muy entretenido muchas gracias
Hola Johana! Gracias a ustedes! A seguir disfrutando cuentos con Thay! Darío
Es el mejor cuento que lei
Muchas gracias, Mateo! Me llena de felicidad tu comentario. Te mando un gran abrazo, Darío
Me encanto. Lo escucho todas las noches. Me fascino ! Muy buen cuento y muy gracioso cachito. Saludos !
Hola Juana! Muchas gracias!! Darío
Hola!! Acá con Ariana leímos tu cuento (mañana continuaremos xq se durmió), a mí me encantó, con decirte q no se en q momento se durmió mi hija, jejeje.
Imagine el momento en q Fabian, frustrado, intentaba q la isla volviera a, lo q para él era, su lugar y la perfección, mientras la isla seguía disfrutando del parque muy segura de sí misma. Ame! Gracias!
Hola Mariana! Agradecido por tu comentario. Me robaste una sonrisa. Ahora vas a tener que preguntarle qué recuerda del cuento, para ver en qué punto retomarlo… Abrazo! Darío
Hola, quería agradecerte fue muy placentero leerte, mi nena de 3 años me lleno de preguntas se durmió y la leímos en dos noches, amo a cachito y el ¿Por qué? Fue generando un plus a tu historia, no dejes de escribir que vamos a ser fan’s…
Hola Irina. Qué lindo mensaje. Me encantó leerlo. Confieso que me gustaría sentarme a escribir más, pero mi trabajo me consume muchas horas y energía al día. De todos modos, sigo haciéndolo y, mientras trabajo en una versión impresa en mayúscula de “Diente de leche”, escribo el borrador de un cuento que podría ver la luz el año próximo. Ojalá pueda cumplir la meta. Les mando un abrazo, Darío
Hermoso cuento!. Mi niño se quedó dormido justito en el final. Volveremos a leerlo mañana. Gracias por la magia!
Muchas gracias, Romina! A terminar la historia! Reconozco que es un poco larga. Un abrazo, Darío
Me gustó mucho leer este cuento para mi hija. No llegó hasta el final, se durmió antes. De todas maneras lo leí completo, aunque para ella continuará mañana.
Genial! A seguirlo y repetirlo, como les gusta a los chicos! Abrazos y felices sueños! Darío
Hola somos Thiago (7) y Juani (4). De Bahía blanca
Amamos el cuento, nos reímos mucho con tu cuento…
Gracias por compartirlo.
Hola Thiago, Juani y Daniela!! Los saludo desde Beccar, mi lugar en el mundo. Quiero agradecerles el apoyo y el comentario. Soy feliz sabiendo que hay chicos que disfrutan los cuentos. Abrazos, Darío
Pusimos voces distintas a la pieza del puzzle, al tío y a Cachito y nos morimos a carcajadas. Hermoso cuento!!!!
Qué buenooo. Me encantaría escuchar esa interpretación!! No se animan a enviarme un audio para subirlo al sitio? Publicamos los que nos mandan en https://cuentosxcontar.com/graba-tu-cuento-x-contar-favorito/
Saludos! Darío
Hola,que hermoso y entretenido cuento,…Cachito,hasta lo imaginé jijiii,mi hijo se feliz!!!
Gracias, Viviana. Saludos!
Muy lindo cuento, a mis hijos Kata de 4 y Beni de 7 les encantó y los hizo reir mucho, todas las noches antes de dormir leemos un cuento y ellos felices
Me encanta imaginar sus risas, Belén. Gracias por contarme! Abrazos para Kata y Beni! Darío
Hoy leímos con Ringo (7) y libertad (3). Hermoso cuento. No llegaron al final, se durmieron (que es lo que más gusta porque mañana me preguntan si podemos seguir leyendo). Gracias Darío! Un abrazo grande desde Tucumán. Y seguí regalándonos cuentos.
Hola Gisella! Sí, en casa pasa algo parecido! Sebu, el más chico, tiene 10 y todavía le gusta compartir lecturas. La única diferencia es que nos dormimos nosotros primero… Vaya un gran abrazo para Ringo y Libertad! Genios! Darío
Que bello.
Muchas gracias, Luna
Hola! Le leí este cuento a mi hijo Facundo, de 8 años, y le encantó.
Dice que si se imagina a la piecita de cartón paseando por la casa… y me llegó de preguntas sobre la historia, así que algunas cosillas le fuimos agregando 😀
Hermosa historia, gracias por compartirla.
Hola Martín! Mandale mis saludos a Facu y decile que me pone muy contento que le haya gustado el cuento. Cuando escribo, trato de darle vida en mi mente a los personajes, por lo que yo también imaginé a la piecita paseando por la casa. Me parece bárbaro que le agreguen sus propios elementos a la historia. Para eso están los cuentos, para que los reinterpreten a gusto. Saludos! Darío
Hola! Soy Julián, tengo 5 años y me hizo reír mucho cuando Cachito sintió el olor a pata del tío! GRACIAS!!
Hola Julián! Sí, a mis hijos también!! Pobre Cachito!! Te mando un abrazo, Darío
soy Dante de 5 años quiero decirte que el cuento me hizo reír un montonazo! especialmente cuando cachito puso la cara de sentir mucho olor a pata! y tambien me dió miedo que la ficha tenga vida! además quería preguntar ¿cómo es que la isla de noche estaba despierta? o ¿como es que tenía vida? y ¿porque la arena era blanca?
Hola Dante! Cuántas sensaciones te generó el cuento! Qué bueno! Mirá, yo creo que la pieza de la isla se mantuvo despierta de noche por la emoción del viaje. Acerca de cómo cobró vida, pienso que en nuestra imaginación todo puede suceder y eso me resulta muy divertido. Algunas personas lo llaman animismo, algo así como creer que todas las cosas tienen alma (ánima) y cumplen funciones en el mundo. Respecto de la arena, en el mundo hay playas de todos los colores, pero en las zonas cálidas abundan las de arena blanca. Según leí, la fabrican los peces que comen el calcio de los corales. Si querés, podés investigar más con tu familia. Saludos! Darío
Nos encanto.
Gracias por compartir este cuento que nos anima a aventurarnos y disfrutar.
Ese es el espíritu! Gracias por disfrutarlo y animarse a contármelo! Abrazos, Darío
Hermoso cuento se lo leí a mis hijas de 2 y 4 años fascinadas con el salchicha! Gracias
Me alegro mucho, Euge! Saludos, Darío
Muy lindo cuento! No abundan en internet. Felicitaciones! Se lo leí a mis hijitas de 4 y 6 años.
Gracias, Andrés! A seguir disfrutando las historias. Son alimento para su imaginación. Saludos
Jamás imaginé que una pieza de rompecabezas podía divertirse tanto.
¡Me gustó mucho el cuento!
¡Gracias, Luqui! Yo tampoco lo sabía, hasta que lo imaginé ;)
Un abrazo, Darío
Hermoso cuento. A mi hijo le gusta dormirse escuchando que le lea cuentos.
Hola Manuel! Muchas gracias y a seguir soñando con cuentos. Les mando un abrazo, Darío
Hermosooooo, se los leí a mis hijos!!!
Gracias!! Saludos y a seguir disfrutando los cuentos ;)
Que hermoso cuento. Invita a soñar con muchas cosas lindas. (No sólo a los chic@s).
Hola Andrea. Gracias por comentar! Qué bueno que te invite a soñar. Habla, sobre todo, de aceptar algunas situaciones que van contra nuestra idea de mundo perfecto y también de aprender a soltar. Es una suerte de metáfora sobre cosas que me sucedieron mientras lo estaba escribiendo. Una muy triste, como la pérdida de mi mamá. Por suerte, pude expresar muchas cosas en el cuento. El arte es liberador y me pone feliz saber que otras personas más chicas o más grandes disfrutan lo que hago. Te mando un abrazo, Darío
Se lo leí a mí hijo y quiere que le lea otro.
Hola Lucas! Buenísimo! A seguir leyendo e imaginando ;)
Darío
Hermoso ojo, una muy buena idea. Muy divertida!!! Se lo conté a mi hermano de 5 y le encantó. Gracias 💗
Gracias, Magui! Qué bueno que le leas cuentos a tu hermanito! Te mando un abrazo, Darío
Grandiosa historia a mi novia le encanto, le dieron ganas de viajar por el mundo 🌎 incluso venir a visitarme <3
Espectacular. A viajar y disfrutar. Saludos! Darío
Hermosa historia, mis hijas lo disfrutaron muchísimo! Felicitaciones por tu habilidad de cautivar con las palabras!
Muchas gracias, Guido. Hacer lo que me gusta y saber que otras personas lo disfrutan, no tiene precio. Y contar con mi hija Sofía como ilustradora y con mi hijo Sebastián como intérprete de uno de los cuentos (“La tarea”) es tocar el cielo. Gran abrazo para las chicas y para vos, Darío
Hola Darío! En todo momento estoy buscando contenido de calidad para mi hijo de 9 sixto tengo 6 hijos 5 grandes y el es el último quizá por eso soy muy exigente en cuanto a lo que quiero que entre en su cabecita, poca pantalla, cuentos con enseñanzas, hablamos mucho y además escribo canciones que me pide que le cante para dormir pero este cuento me voló la peluca jaja generalmente no me entretengo con nada y este me hizo divertir disfrutar y estar pendiente de la lectura, además como lo marras tan simple qué eso llega mejor.. cuando se lo leí ya era el tercero qué leía así que me dormí en la mitad pero ni bien me desperté me lo termine de leer solitá jaja, se lo prometí continuar esta noche demás está decir que a él le encantó estaba concentrado y de repente reía! Y la perlita es que su tío mi hermano se llama Fabián te agradezco mucho no dejes de escribir nunca y pasame otros títulos tuyos y donde los encuentro gracias gracias gracias! Gaby
Hola Gaby. Antes que nada, un gracias enorme por el mensaje. Qué decirte… Cuando escribo soy feliz, especialmente si siento que puedo dejar una huella que el día de mañana se convierta en ideas copadas de mis lectores, sin importar su edad. Con todo lo que contás, no puedo menos que felicitarte por la dedicación hacia tus hijos. Espero que con el peque sigan disfrutando más historias juntos. El resto de mis cuentos los encontrás en este mismo sitio: cuentosxcontar.com
Les mando un abrazo, Darío